La Dehydroepiandrosterone (DHEA) en la mujer

La DHEA a menudo es conocida como la “madre de todas las hormonas” debido a que alimenta la trayectoria de las hormonas – un término que se refiere a la delicada interacción de las hormonas en el cuerpo. La mujer depende de los niveles adecuados de DHEA para equilibrar otras hormonas clave en el cuerpo, tales como el estrógeno, la progesterona y la testosterona. La DHEA en la mujer es producida por las glándulas adrenales. A medida que la mujer envejece, los niveles de DHEA – como la mayoría de las hormonas – comienzan a disminuir. Sin embargo el envejecimiento no es el único culpable.

¿Ha escuchado de la “hormona del estrés,” conocida como cortisol? Bueno como la DHEA, el cortisol también es producido por las adrenales, como lo es la adrenalina– dos hormonas que intervienen en la respuesta de “lucha o huída” del estrés. Aunque dependemos de las hormonas como el cortisol y la adrenalina para ayudar al cuerpo en situaciones de estrés, el estrés crónico puede ocasionar que las glándulas adrenales trabajen por más tiempo, y mientras las adrenales están preocupadas, bombeando cantidades grandes de cortisol y adrenalina, estas no pueden producir suficiente DHEA.

Niveles bajos de DHEA en la mujer pueden ocasionar los síntomas que incluyen

  • Fatiga
  • Aumento de peso
  • Depresión
  • Dolor en las articulaciones
  • Libido baja

Por otro lado, niveles adecuados de DHEA pueden ayudar a la mujer a:

  • Impulsar su libido
  • Restaurar la masa muscular
  • Perder peso
  • Mejorar la memoria
  • Promueve la flexibilidad
  • Aumenta los niveles de energía

Si usted sospecha que los síntomas que está experimentando pueden traducirse al desequilibrio de la DHEA, existen pruebas disponibles para determinar sus niveles hormonales. Con la “carga madre” de beneficios asociados con la DHEA, definitivamente vale la pena ver a su médico para revisar sus niveles. Como con cualquier suplemento, debe consultar a su médico antes de tomar DHEA. En el caso de la mujer, se debe observar de cerca los niveles de estrógeno para asegurarnos de que no aumenten demasiado, un aspecto clave para ayudar a disminuir el riesgo de ciertas enfermedades, incluyendo el cáncer de mama, de ovarios y otros tipos de cáncer sensibles a las hormonas.